D.O.C. Madeira

Aunque originariamente provienen de cepas que venían de Grecia (Isla de Creta) en el siglo XV, los vinos de Madeira se conocieron a partir de los siglos XVI y XVII gracias a la expansión que realizaron los ingleses desde las islas atlánticas. Los portugueses se dieron cuenta de que el vino de las barricas que viajaban a la India, y que no se vendía y volvía a Madeira, ganaba en calidad. Además de no deteriorarse, el vino se convertía en un licor de gran atributo debido a las altas temperaturas, la humedad de los barcos y el movimiento de las olas. Un auténtico descubrimiento gracias al azar. Así, el vino de Madeira es un “primo” tropical de los vinos de Oporto, con personalidad propia, que se puede degustar tanto en el aperitivo como en los postres. Un vino influenciado por el mar y sus olas.

Los suelos de las islas son de origen volcánico, fértiles y riquísimos en materia orgánica. La vid se cultiva en terrazas, normalmente en las laderas soleadas. La Denominación de Origen Madeira cuenta con casi 450 hectáreas de viñedo, donde la variedad principal es la Tinta Negra, responsable de más del 80% de las cepas del total. También resaltan otras variedades de uva importantes como la Sercial, Verdelho, Boal y Malvasía.

Uno de los grandes problemas de los vinos de Madeira consiste en entender su complejo sistema de elaboración y clasificación. Existen diferentes estilos dependiendo del dulzor, color o cuerpo de los vinos. Tanto es así que los procedimientos enológicos y el tiempo de crianza son las bases de esta clasificación. Se puede contar con un Madeira seleccionado de 3 a 5 años, el Rainwater (hasta 5 años), los Reservas y hasta los vinos que alcanzan los 20, 30 o 50 años, llegando a la máxima calidad con los afamados Soleras, Colheitas y Vintages.

En cuanto a la elaboración, los vinos de Madeira son vinos fermentados a una temperatura entre los 18º y 20º cuando son mostos de uva blanca, llegando a los 30º si estos son de uvas tintas. Todos ellos pasan por un proceso de fortificación que los hace más resistentes, pudiendo envejecer de dos formas diferentes: en canteiros o vía estufagem.

Es curioso que los vinos de Madeira ya apareciesen en representaciones artísticas y literarias importantes. Por ejemplo, con el Enrique IV de William Shakespeare, o en el mismísimo brindis de la Declaración de Independencia de Estados Unidos.